12 abril, 2019, 3:00 am
Petición de EE.UU.
Jorge Castañeda (*)
Ayer se aprobó en la Cámara de Diputados la legislación secundaria de la reforma laboral constitucional de los años de Peña Nieto. Aunque se encontraba pendiente desde hace algún tiempo, fueron las exigencias de Estados Unidos, tanto de la administración Trump como del liderazgo Demócrata en la Cámara de Representantes, que obligaron a la 4T en el Congreso mexicano a agilizar las cosas. Sin aprobación de un paquete que se ciña al Anexo 23 del T-MEC, y en particular al Artículo 6, no habrá ratificación posible. Esta última se antoja difícil de todas maneras.
Ya varios miembros de la comentocracia han descrito algunos de los principales rasgos de esta reforma. Incluye el fin de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, elecciones personales, secretas y libres para elegir dirigencias sindicales y determinar la titularidad del contrato colectivo; la necesidad del conocimiento y la aprobación del contrato colectivo por los trabajadores y una votación al respecto para aceptarlo; la posibilidad de coexistencia de varios sindicatos en una misma empresa o dependencia, entre otros. Se trata de cambios trascendentales en el sindicalismo mexicano, en el movimiento obrero mexicano, que nadie puede ver sino como ampliamente positivos y tardíos.
Demora
El asunto se ha demorado por varios motivos, y puede todavía provocar algunos sobresaltos. Quisiera detenerme en la tardanza y las posibles sorpresas por venir. De acuerdo con versiones que escuché desde enero, procedentes de un integrante del equipo del gobierno saliente involucrado en las negociaciones, después de que se firmara el T-MEC en Buenos Aires y tomara posesión el equipo de López Obrador, algunos empresarios tomaron conciencia de lo que se había aceptado en materia laboral y pusieron el grito en el cielo. Se acercaron a López Obrador y le pidieron que se revisara el Anexo 23, porque implicaba un grave peligro para la paz laboral y la contención de salarios en México.
AMLO atendió su solicitud y buscó cómo cambiar el curso de las cosas. El 14 de marzo viajaron a Washington Luisa María Alcalde y Graciela Vázquez para reunirse con sus homólogos estadounidenses —entre ellos Robert Lighthizer— y algunos legisladores demócratas. Las reuniones fueron “desastrosas”, contó otro exfuncionario. La respuesta del equipo de Trump fue que si le movían al Anexo 23, no habría T-MEC. Días después, viajó a México Jared Kushner para advertir más o menos lo mismo ya directamente a López Obrador. Por último, a principios de abril, Nancy Pelosi, la líder Demócrata en la Cámara Baja en Washington, anunció que sin reforma laboral en México ni siquiera llegaría el T-MEC al pleno de su Cámara.
De allí que AMLO aceptara unos días después, el 4 de abril, que debía aprobarse una reforma laboral “apegada a los acuerdos que se establecieron en el tratado”. Los operadores de Morena se pusieron a trabajar, dejaron para después la reforma educativa y revocación de mandato, y comenzaron a acelerar los trámites —eso son— de aprobación.
Las sorpresas comienzan, parece, con una declaración de Gustavo de Hoyos, presidente nacional de Coparmex, ayer mismo, aclarando que el dictamen aprobado en comisiones de la Cámara de Diputados “se aparta de consensos” construidos con el gobierno. No desglosó los consensos de los cuales el dictamen se aparta de la ley, pero podría tratarse de los entendimientos a los que llegaron los empresarios con AMLO en diciembre o enero y de los cuales se desdijo. Veremos en las próximas horas y días si no surgen otras voces en el empresariado o el viejo sindicalismo que también reclamen un malentendido o las consecuencias de las leyes negociadas en Washington.
Sorpresas
Otras sorpresas pueden provenir, justamente, de la capital norteamericana. Los sindicatos norteamericanos y algunos legisladores demócratas, con algo de razón, guardan la impresión que a partir de 1994 México les tomó el pelo. En aquella época se agregaron un par de cartas paralelas al Nafta o TLCAN, una de ellas sobre cuestiones laborales. Estos sectores lamentan que más allá del contenido de la carta laboral, México nunca cumplió, y que el Nafta siempre careció de mecanismos de verificación y cumplimiento. Por eso Pelosi, que votó a favor del Nafta en 1993, en esta ocasión ha sido muy clara. Para que se apruebe el T-MEC hay tres condiciones: “enforcement, enforcement and enforcement” (cumplimiento, cumplimiento y cumplimiento). Pronto sabremos en qué se traduce esto.— Ciudad de México.
Etiqueta: anexo 23 del T-MEC
Probable que este mes se apruebe la Reforma Laboral: Alejandro Encinas
Susana González G. | miércoles, 03 abr 2019 21:30
Foto Facebook de Alejandro Encinas,
Ciudad de México. El gobierno federal está comprometido con la Reforma Laboral, pero su aprobación depende de los tiempos del Congreso aunque es probable que se concrete en este mes, antes de que concluya el periodo ordinario de sesiones, expresó Alejandro Encinas Nájera, jefe de asesores de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), a propósito de la advertencia que Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, lanzó el martes pasado de que México debe aprobar dicha reforma antes para que el vecino país ratifique el nuevo tratado comercial entre ambos países y Canadá (T-MEC).
En el anexo 23 del T-MEC, México aceptó ante sus socios comerciales la libre afiliación sindical de los trabajadores, es decir el voto libre y secreto para la elección de dirigentes sindicales, la desaparición de las juntas de conciliación y arbitraje y la judicialización de los conflictos laborales así como la creación de un Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral que operará de manera autónoma del gobierno federal para la conciliación y registro de los sindicatos, refirió.
“Respetando siempre el ámbito de competencia del Congreso, entiendo que ya está por discutirse la iniciativa y esperemos que en los próximos días ya sea aprobada la reforma a la ley secundaria. Hay que recordar que sólo es la armonización a una reforma constitucional de febrero de 2017 y también se tiene el compromiso de armonizarla con tratados internacionales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) – como el convenio 98 -, además del T-MEC”, indicó el funcionario, entrevistado durante la toma de protesta del nuevo consejo directivo de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (ANIERM).
A su vez, José Gerardo Tajonar Castro, nuevo dirigente de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (ANIERM), aseguró que la advertencia de Pelosi “nos preocupa mucho y pensamos que tiene que haber un trabajo muy fuerte de nuestros embajadores y cónsules en Estados Unidos para convencer a los congresistas de allá de que el T-MEC debe ser aprobado”.
Incluso dijo que su organización trabaja al respecto con los diplomáticos mexicanos porque si no se aprueba el tratado se generará un riesgo muy grande para el sector exportador y, en general, para el país.
Rodríguez Nájera enfatizó que con los cambios que se prevén en la legislación laboral en torno a la libre afiliación “se eliminará toda discrecionalidad que sostuvo el viejo corporativismo donde se mezclaban cuestiones administrativas de los registros sindicales con criterios políticos en función de la lealtad o disidencia de un sindicato al régimen para que el registro sea sólo administrativo, profesional, donde a nadie se le va a negar el registro por razones políticas. Es la reforma laboral de mayor calado desde el artículo 123 constitucional”.
Si bien dijo que la libertad de afiliación sindical ya está contemplada en la ley vigente, se enfatiza con mayor precisión en el anexo 23 ya que se garantizará a los trabajadores la libertad de afiliarse o no a algún sindicato.
Cuestionado si con la aprobación de estos cambios laborales es previsible que se multiplique el registro de nuevos sindicatos en este sexenio, el coordinador de asesores de la Secretaría del Trabajo, puntualizó que “habrá que ver porque esa es una decisión de los propios trabajadores determinar con plena libertad qué sindicato los va a representar y el gobierno no se entrometerá”.
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