Joel Ortega Juárez
20.04.2019/01:14
En la vida las piedras rodando se encuentran. En muchos rumbos, con mucha gente he tenido una frecuente discusión en torno al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta T. Se discute casi siempre apasionadamente, sí es de izquierda y qué deben hacer los que se consideran así. Curiosamente he notado entre los partidarios del gobierno de Morena una cierta actitud de incomodidad ante él propio AMLO, pero sin que ello atenúe sus posturas casi al borde del fanatismo.
En el bando crítico al gobierno, a la Cuarta T, hay de todo como en botica, desde un ponderado planteamiento crítico hasta posturas con cierto tufo de amargura.
Ciertamente la discusión política es siempre apasionada. Es una de sus atracciones fatales y de su seductora cualidad. Ello explica. no justifica, las actitudes polares, binarias, que llegan al extremo de adjetivar a los diferentes como fifís o chairos. El riesgo de eso es pasar a las acciones de persecución e incluso de liquidación de los disidentes, como ocurrió en la larga noche del stalinismo y prosiguió con el maoísmo, el castrismo y sus derivaciones grotescas en el madurismo.
Más acá de las denostaciones, es hora de recuperar algunos planteamientos en torno a los cambios políticos que siguen estando vigentes.
Después de las elecciones de 1988 participé en reuniones para diseñar lo que vendría después del fraude, finalmente se impuso la idea de crear el PRD, mi propuesta era crear el Movimiento Democrático Libertario.
Sus tesis básicas serían:
“1. La Lucha por construir una Nueva República Democrática y Libertaria en donde se desarrollara una sociedad basada en la igualdad y la justicia social, junto con una mayor racionalización de la relación del hombre con la naturaleza y el fortalecimiento de las diversas culturas y etnias nacionales.
2. La Nueva República se fincaría en un sistema político en donde la sociedad civil, la gente y sus organizaciones naturales tuvieran un peso creciente y se fueran reduciendo las que actualmente tiene el Estado.
3. Se propiciaría la transformación del sistema político sustentado por el presidencialismo para ser sustituido por un régimen parlamentario.
Las leyes que que dan origen a la es tructura corporativa serían derogadas.
6. Se promovería la legislación laboral que garantizara la más amplia libertad sindical, tanto para los trabajadores como para los patrones.
No hay que olvidar que éstas propuestas fueron planteadas hace 31 años.
El punto 6 de esas propuestas está considerado en la reforma laboral que aprobó la Cámara de Diputados surgida de la iniciativa presentada por Luisa María Alcalde Luján. Tiene gran importancia esa reforma y si consigue establecer las bases para construir un sistema laboral basado en la libertad sindical, ello sería suficiente para considerar un cambio profundo derivado del triunfo de Morena liderado por Andrés Manuel López Obrador.
Considero que debe ser apoyada ésta reforma laboral, para que avance lo más posible y se pueda evitar una operación gatopardista que instale un neocharrismo bajo el control de Napoleón Gómez y eventualmente Elba Esther Gordillo.
Nunca es tarde para recuperar las propuestas radicales, que iban a la raíz.
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