Alberto Aguilar
21.09.2018/03:59
AYER COMO SE esperaba, el Senado aprobó en fast track la adhesión de México al Convenio 98 de la OIT, relativa al derecho de sindicación y contratación colectiva con 78 votos a favor, cero abstenciones y cero en contra.
El impulsor fue Napoleón Gómez Urrutia,quien esta semana será designado presidente de la Comisión del Trabajo. Dijo que México tiene una deuda histórica con la clase trabajadora y que se inició un proceso para reconstruir el mundo del trabajo.
Morena hizo buena su mayoría para sacar la iniciativa sin la evaluación en comisiones, y más allá de la ausencia del PAN que optó por abandonar la sesión.
La ratificación del Convenio 98, que data de 1949, va en el sentido correcto de una economía que se ha modernizado. Ya no encaja el sindicalismo monopólico, desapegado de las bases que propició el PRI.
En las últimas negociaciones comerciales de Economía de Ildefonso Guajardo–TPP y el acuerdo con EU–, ese corporativismo se ha cuestionado al contener los salarios.
De ahí los compromisos de libre asociación, libre contratación colectiva, justicia laboral independiente, salarios mínimos justos, etcétera.
El Convenio 98 de la OIT, que dirige Guy Rayder,y al que están adscritos muchos países europeos y Canadá que se sumó en 2017 (EU está ausente), tiene efectos vinculantes.
Frente a ello los sindicatos mexicanos deberán cambiar, especialmente aquellos que exigen al trabajador su afiliación para mantener el empleo.
Conforme al artículo 1º del convenio, los trabajadores “deben gozar de adecuada protección contra todo acto discriminatorio” que menoscabe la libertad sindical.
Igualmente en el artículo 2º se prohíbe la constitución de agrupaciones de trabajadores que sean dominadas por empleadores o que las sostengan económicamente.
En otras palabras, las empresas ya no podrán participar en la formación de sindicatos, ni sufragar las cuotas.
En el artículo 3º se habla de crear organizaciones que garanticen el respecto a la sindicación, y en el 4º de adoptar las medidas para fomentar entre empresas y sindicatos procedimientos de negociación voluntaria vía contratos colectivos que preserven el trabajo.
Oscar de la Vega,de la firma legal De la Vega & Martínez Rojas, hace ver que los sindicatos tendrán que reinventarse para hacer buena la afiliación. No será fácil, especialmente frente al desinterés de los millennials.
En Europa, explicó, en aquellos países que han ratificado el Convenio 98 ha caído el porcentaje de sindicación: en Francia ya solo está en 11%, Alemania 18%, España 19%, GB 26%.
También tendrá que modificarse la concepción del derecho de huelga como la conocemos. En países desarrollados este acto puede durar 2 o 3 horas y solo cesar la producción sin bloquear el acceso a instalaciones.
Estimó que antes de ratificar el Convenio 98, el congreso debió enmendar el artículo 395 de la Ley Federal del Trabajo que está en contradicción con el derecho de asociación. También para ser congruentes hay que ajustar el 469 relativo a la huelga.
Como quiera este es un primer escalón para cerrar al paso a los “sindicatos charros” que tanto han perjudicado al trabajador.

‘Nearshoring’: impulso para el trabajo en México
El nearshoring o relocalización de empresas es una estrategia comercial que busca acercar los centros de producción entre mercados internacionales, con la finalidad de mejorar