Alberto Barranco
24/01/2018
Calificada por el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, la presión de los sindicatos de Estados Unidos y Canadá adscritos al cuarto de junto de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte para colocar en el centro de la mesa el capítulo salarial, como punta de lanza para penetrar en el país, lo cierto es que la pinza se está apretando.
Colocada en paréntesis la solicitud al Senado para que México se adhiera al Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo, relativo a la libertad sindical, la intención apunta a descongelarla.
Lo que se planteó como exigencia de la negociación para el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) ahora se coloca en el contexto de la modernización del TLCAN.
La exposición de motivos habla de que la pauperización salarial en nuestro país implica una ventaja competitiva.
El problema es que el franco es bastante vulnerable. A la existencia de sindicatos blancos que trafican los contratos colectivos se suma la gran pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores.
Entre 1981 y el año pasado el país fue superado por 30 naciones en el capítulo de ingreso per cápita, entre ellos Guinea Ecuatorial, Corea, Costa Rica, Líbano, Brasil, Panamá y Chile.
Entre 1981 y el año pasado el país fue superado por 30 naciones en el capítulo de ingreso per cápita, entre ellos Guinea Ecuatorial, Corea, Costa Rica, Líbano, Brasil, Panamá y Chile.
El salto más espectacular lo dio Corea, que en el lapso avanzó del escalón 23 al 11. Si entonces el ingreso por habitante era de mil 870 dólares anuales, hoy se ubica en 29 mil 730, es decir hay un crecimiento de mil 490%.
En el mismo periodo el brinco de México fue de sólo 132%. De 3 mil 984 a 9 mil 249 dólares anuales.
Lo sorprendente es que países que en el papel tienen menos desarrollo al nuestro, así Costa Rica, Panamá y Chile, crecieron su PIB per cápita en 971%, 540% y 376% durante el lapso. Actualmente su nivel es de 11 mil 857, 14 mil 409 y 14 mil 318 dólares anuales respectivamente.
Digamos que en México, al margen de los puestos ejecutivos y directivos, en paralelo a los altos funcionarios públicos, la contención salarial alcanza todos los estratos.
El gran objetivo para Estados Unidos de cara a la negociación original del Tratado de Libre Comercio de América del Norte apuntaba a sembrar empleo de calidad que arraigara a la población en mengua de la migración.
Aunque el gobierno actual presume de un crecimiento en las plazas laborales superior al de los últimos cuatro sexenios, sería temerario hablar de salarios remunerados.
En 20 años ya de cotizar en el Sistema de Ahorro para el Retiro, el promedio de las cuentas de los trabajadores es de 78 mil pesos de ahorro acumulado. Como usted sabe, la aportación del empleado y la del patrón son en función del salario.
Aunque hasta hoy el tema salarial no ha sido asumido como bandera por la Casa Blanca, es evidente que rondará durante la renegociación, en vías de apretar más la pinza.
Otra “píldora envenenada”.
albertobarrancochavarria0@gmail.com

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